Serov, el impresionista revolucionario
Últimamente hemos oído mucho el nombre de Serov, refiriéndose desde al ciclista olímpico a la pequeña ciudad rusa de la que desapareció un avión el mes pasado. También de Rusia, con el caso de las Pussy Riot y su presidente dedicándose a liderar una bandada de cigüeñas. Pero el Serov que nos interesa, ruso, como se puede deducir del nombre, vivió a caballo entre los siglos XIX y XX.
Valentín Serov (no confundir con Vladimir Aleksandrovich Serov, pintor de la Revolución rusa), conocido por ser el mejor retratista ruso de todos los tiempos, nació en una familia de artistas (sus padres eran compositores famosos) y gracias a sus contactos tuvo como profesores a Iliá Repin y a Pavel Chistiakov. Si bien tener a estos maestros como tutores le ayudó a desarrollarse de manera espectacular en poco tiempo, también coartaron su creatividad imponiéndole el estilo realista y sistemas pedagógicos muy estrictos.

Óleo sobre lienzo, 31 x 85 cm.
Galería Estatal Tretiakov, Moscú.
Como miembro de la clase acomodada, disfrutó del acceso y la cercanía de los grandes personajes de su época, a los que retrató con su estilo impresionista (aunque hay quien dice que hablar de impresionismo ruso es como decir que Leonardo Dantés es cantante). De todos modos, como buen alumno de Repin, cuando las cosas se pusieron feas no tuvo dudas de a quién apoyar y así, en 1905, abandonó la Academia Imperial de Bellas Artes como protesta por el Domingo sangriento.

Témpera y carboncillo sobre cartón, 47,5 x 71,5 cm.
Galería Estatal Tretiakov, Moscú.
Como su maestro, no llegó a vivir en la URSS, ni siquiera a ver la Revolución, ya que murió en 1911, pero seguramente también hubiera acabado en un gulag en Siberia. Si quieres saber más sobre la vida y obra de este genial pintor, te puedes llevar a casa este completo estudio magníficamente ilustrado de Dmitri V. Sarabiano.
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