
Pascin en el Burdel
Pascin es sin duda menos conocido que otros de los artistas con los que compartió época y escuela. No obstante, entre los círculos artísticos parisinos eran famosas las fiestas en su estudio. En ellas se daban cita lo más granado de la bohemia parisina y las modelos de las escuelas de arte. No por menos, a Pascin se le conocía como el príncipe de los tres montes: Montparnasse, Montmartre y el monte de Venus.
Su carrera se vio pronto marcada por su relación de rechazo a su familia de origen búlgaro, comerciantes de grano con bastante éxito, que le llevaron con 16 años a Bucarest. El joven, que ya había realizado estudios de arte en Viena, tenía otras inclinaciones y encontró refugio en un burdel de la zona en el que le permitían dibujar a las prostitutas mientras esperaban a los clientes. Allí empezó a verse como un príncipe oriental rodeado de concubinas en un harén.

Óleo y carboncillo sobre lienzo, 73 x 91,7 cm. Colección privada.
Tras realizar estudios de arte en Múnich, donde la familia lo llevó cuando se enteraron del tipo de dibujos que su hijo estaba realizando, recabó en París y continuó su vida de artista, en el sentido más estereotipado de la palabra. Su relación con otros nombres importantes de la época ha quedado reflejada en las fotografías de Man Ray, los retratos de Soutine o incluso en el libro París era una fiesta donde Ernest Hemingway le dedica un capítulo en el que aparece con dos jovencitas de las que habla abiertamente de sexo. Su fama de mujeriego y fiestero le acompañaría toda la vida allá donde fue, pero retratos más cercanos le recuerdan como un romántico a la antigua. Sus cuadros representan a menudo mujeres desnudas que como él, dicen, inspiran desesperación en lugar de deseo. Mujeres voluptuosas con ojos pesados que parecen muñecas rotas.
El 2 de junio de 1930, el día antes de una exposición monográfica, se suicidó cortándose las venas y ahorcándose luego. Aquel que disfrutó de la vida en todas sus formas, sociable y caluroso con todo el mundo, acabó suicidándose a sangre fría. Dejó una enigmática nota dirigida a la mujer con la que compartió los últimos años de su vida.

Descubre la fama de este autor a través de sus dibujos y adéntrate en los oscuros callejones del París de los años 20, del que Pascin decía que había más de 100 prostíbulos solo en Place Pigalle. Un hombre que pulió su fama en fiestas y en compañía, mientras era reconocido internacionalmente como parte integrante y principal del movimiento renovador más importante de la época: «La escuela de París».

