
1000 Pinturas de los Grandes Maestros
Exposición:The Art of Portraiture in the Louvre Collections
Fecha: May 30 2018 – Sep 03 2018
Museo: The National Art Center, Tokyo
Desde la Antigüedad, los retratos han tenido como misión la representación de gente destacada, héroes y dioses. Con el tiempo, este género ha evolucionado desde las adornadas esculturas de mármol griegas, hasta los cuadros comtemporáneos, fotografías y obras abstractas. Mientras que el estilo estético del retrato es específico de cada periodo y cambia a lo largo del tiempo, el propósito principal del retrato ha permanecido constante –retratar la personalidad, las características o la esencia de la persona o personaje, haciendo de la cara la parte más importante de la composición.

Se puede rastrear el origen del primer retrato en la Prehistoria (c. 30000 a. C), cuando los hombres reproducían los contornos de sus sombras en un intento de preservar su memoria en los periodos de ausencia. Poco a poco estas representaciones evolucionaron a imágenes monocromáticas de líneas y formas simples que se pueden comparar con los retratos modernos y las figuras abstractas creadas por artistas como Pablo Picasso o Henri Matisse. Esta obra colectiva intenta crear una visión de conjunto de la historia del retrato en dos disciplinas artísticas, la pintura y la escultura.

En la jerarquía de la teoría artística, el retrato se vio inicialmente como algo menor, comparado con la pintura histórica, pero superior a los bodegones y otros géneros. A lo largo de la historia del arte, los teóricos alguna vez han sido escépticos o críticos acerca del parecido con el modelo, insinuando que el artista a menudo lo idealiza.

A pesar de esto, la gran cantidad de retratos conservados sugiere que este género era muy solicitado por los responsables de encargar obras de arte a lo largo de toda la cronología artística. El retrato ha estado a menudo eclipsado por otros estilos y géneros. El arte clasificado como pintura narrativa o escultura es casi siempre más apreciado por las masas que la representación en blanco y negro de una figura política o de un artista famoso.

Quizá esto ocurre porque la gente asume que un retrato no apela a la imaginación o cuenta una historia. Las diferencias entre este tipo de obra y una pieza narativa se pueden comparar a las que hay entre una novela y una biografía. La primera se centra en el argumento y la acción mientras que la segunda se preocupa más del desarrollo y análisis de un individuo concreto. Por eso una biografía se podría considerar aburrida en comparación con una novela, repleta de escenas dramáticas. Sin embargo, dependiendo de la propia naturaleza de la escritura, una biografía puede ser igual de fascinante y absorvente que una obra de ficción.

Evidentemente, en el mismo sentido, un retrato pintado de forma hábil y ejemplar puede ser tan sugerente como la ilustración de un mito o historia particular. Si se conoce alguna información sobre la vida y personalidad del modelo, a menudo es impactante la accesibilidad que se tiene al retrato, ya que el espectador reconoce el tema inmediatamente y puede comparar su conocimiento de la persona con la representación que tiene delante.

Pero incluso la imagen de un desconocido puede estar tan cargada de significado y profundidad que el observador no pueda evitar intrigarse. Un buen retratista puede ilustrar una historia con tanta efectividad que ni siquiera necesite un título preciso. Por ejemplo, Hombre con un guante de Tiziano, Retrato de un hombre de Rembrandt o La dama del abanico de Velázquez pueden atraernos de manera más fuerte que los retratos identificados de estos mismos maestros.
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